lunes, 31 de octubre de 2011

¿Te gusta tu trabajo?

¿En realidad te gusta tu trabajo?. La verdad, el trabajo deja de ser divertido cuando piensas en que te tienen que pagar por él. En ese instante se acaba la magia, el deseo de hacer las cosas bien. Entonces empiezan las interrogantes: ¿Será que lo estoy haciendo bien?; ¿Qué pasa si me despiden?; ¿Y si no vengo a trabajar algún día, será que habrá otra cosa que yo pueda hacer para ganarme la vida? 
Entonces empiezan los sentimientos de envidia: ¿Porqué Juan nunca hace nada y gana más que yo?; ¿Porqué a José le sonríe el jefe y a mí no?; ¿Porqué no tengo vacaciones?... ¿Porqué....?; ¿Porqué....?; ¿Porqué....?... No contamines tu trabajo con ideas tontas que no te llevan a nada. ¿Porqué odias los lunes y amas los viernes? Quiere decir que no estás contento con lo que haces. Hazte este favor a tí mismo: Deja de pensar en tu salario, en tus vacaciones, en tus beneficios y dedícate a trabajar. Si aún así sigues pensando en ¿Porqué esto....?; ¿Porqué el otro....?; quiere decir que no estás contento con tu trabajo entonces ¡déjalo!. Quiere decir que no quieres ser más el presidente de la compañía, que no quieres ser más el ejecutivo de ventas, que no quieres ser más el director de finanzas. Aprenderás a amar los lunes y odiar los días de asueto... si no lo logras, deja tu trabajo. Aprenderás que el hombre encuentra la felicidad cuando hace lo que le gusta. Ya no vas a ser el presidente de la companía, vas a ser un lavacarros porque los vehículos te apasionan. Te gusta ver tu cara reflejada en la pintura de un carro del año y tu placer es ver un vehículo reluciente y brillante. Pero no vas a ser sólo un lavacarros, vas a ser el mejor lavacarros y eso te llevará al éxito. Ya no vas a ser el director de finanzas de la compañía, vas a ser un panadero. Te encanta ver cómo tus manos son capaces de darle vida y sabor a un puño de trigo y especias; de cómo puedes crear obras maestras con ingredientes de respostería que van a ser la delicia y el encanto de todas las personas que los prueben y lo mejor de todo... vas a ser feliz. No vas a ser un simple panadero, vas a ser el mejor panadero y eso te llevará al éxito. Cuando trabajas haciendo lo que te gusta, en realidad no estás trabajando, sólo estás jugando, te estás distrayendo, te estás divagando y si encima de eso te pagan por hacerlo, ¡excelente! Alcanzaste el propósito de tu vida y estás condenado al éxito. 

¿Un problema?

En mi trabajo siempre me topo con muchos problemas. Falta de responsabilidad, falta de compromiso, falta de organización, las cosas nunca son como debían ser, los resultados siempre son negativos... etc, etc, etc, etc....
Lo genial del asunto es que siempre sé cómo resolver el problema, pero es muy difícil hacer que toda la gente piense como yo. Están muy acostumbrados a hacer las cosas a su manera, que cuando trato de cambiar su punto de vista siempre tienen un problema para cualquier solución que doy. En un libro leí que todo cambio altera la relación de poder entre los individuos y por eso siempre genera resistencia... y he ahí la razón de muchos problemas. 
Es muy difícil que mi equipo de trabajo entienda mi punto de vista sin antes haber visto cuál es el resultado de poner en práctica las ideas que les estoy dando, es como si de repente les dijera que todo lo que saben no está bien y que tienen que desaprender para aprender un nuevo método; es como decirle a las mujeres que vean el fútbol  cada domingo y a los hombres que orinen sentados. ¿Qué hago entonces? 
Tengo que empezar a orinar sentado. Todos los hombres entran a cierto servicio sanitario y se dan de topes en la cabeza porque el techo es muy bajo, pero como la regla dice "Tienes que orinar parado, porque solo las mujeres orinan sentadas" entonces todos lo hacen.  No es muy ortodoxo para un hombre hacerlo de esta manera, pero si eso va a evitar que mi cabeza sufra contusiones, entonces orinaré sentado. 
Cuando todos los demás hombres vean que soy el único que no tiene la cabeza ni lastimada ni vendada, se darán cuenta de que tenía la razón y me ahorraré el tedioso trabajo de tratar de luchar contra su orgullo y su amor propio para lograr que hagan lo que creo que es correcto. 
Las soluciones siempre son lo más simple, pero a veces, lo más simple se vuelve tan complejo que nos aterra.